Sentadas en el primer escalón de una escalera en un bloque de pisos , tres muchachas observan en silencio el suelo que pisan.
La que está sentada en medio da una larga calada a su cigarrillo , y deja salir el humo de su boca silenciosamente , un mechón rubio se resbala por su cara hasta llegar a la frente , su pequeña mano lo aparta con cuidado. Sus ojos color marrón avellana expresan serenidad , el cigarrillo cae al suelo , a punto de rozar sus Converse negras. Lleva unos pantalones vaqueros descosidos pitillo y una camiseta negra de mangas cortas.
La gente le echa 17 años , pero la verdad es que acaba de cumplir 15.
Las otras dos amigas son más regordetas , la que está a su derecha tiene el pelo rizado negro y los ojos del mismo color. Es la más inocentona , lleva puesto unos pantalones grises y un polo rosa pastel junto con unas sandalias plateadas.
La de la izquierda lleva puesta una cazadora vaquera , hace calor , pero ha ella no le molesta ir tan abrigada.Bajo la cazadora lleva una camiseta de tirantes blanca. Y unos pantalones negros , también lleva unos zapatos Adidas , sus ojos verdes y su coleta rubia le dan un aspecto angelical.
La de en medio se llama Melisa , es la única de las tres que fuma , cree que su vida no vale para nada. La de su derecha se llama Virginia , va a 3º de la ESO aunque aparenta tener 13 años.
La de la izquierda se llama Adela , su vida es aburrida , quizás ese es el precio de ser rica.
-Me voy a mi casa.-Dijo Melisa.
Adela y Virginia estaban mirando el rastro de colillas que había dejado su amiga por las escaleras.
-¿Cuando dejarás de fumar?-Le preguntó Virginia.
-Cuando los cerdos empiecen a volar.
Melisa abrió la puerta del portal que daba a la oscura calle, se fue , sin decir adiós , sin darle un abrazo a sus amigas, solo deseaba llegar a casa y dormir , solo quería eso, pero no todo era tan fácil, antes de dormir debería hacer la cena para sus dos hermanos pequeños y luego esperar a que su padre llegara de trabajar.
Mientras caminaba por la calzada , Melisa recordaba cuando tenía 11 años , era todo felicidad, iba a la playa con toda su familia y comían tortilla y melón. Era algo normal de las familias , momentos felices.
Pero algo se complicó 2 años después , a su madre le detectaron una enfermedad , en la que luchó mucho, pero un año después , la enfermedad la venció.
Melisa llegó a su bloque de pisos , el portero dormía como siempre.
Metió la mano en el bolsillo de sus vaqueros y encontró la llave plateada , abrió la puerta de su casa. Entró silenciosamente y se quitó las Converse , se puso su pijama rosa , iba de dura , no lo negaba, pero en realidad solo era una chica de su edad, con muchos problemas que no se puede imaginar que se tenga con 15 años.
Fue a la habitación de sus hermanos , uno de ellos de 3 años y el otro de 5.
Los dos dormían y su abuela sentada en una silla al lado de las camas , también.
Melisa tocó la mano de su abuela , arrugada y fría.
-Abuela.-Le susurró al oído.
La anciana despertó y agarró fuerte la mano de su nieta.
-Cariño , que me voy ya , bonita. Hasta mañana.-La anciana se marchó apresuradamente.
Melisa se quedó en la habitación mirando a sus hermanos y luego preparó puré de patatas para 4 personas , dejó un poco en la nevera y lo demás lo sirvió en la mesa para sus hermanos.
Melisa se sentó en la mesa y le dio vueltas al puré con la cuchara , una lágrima resbaló por su mejilla rozando sus labios.
Cerró los ojos con fuerza y esperó que sus hermanos se terminaran el puré entre llantos.
Acostó de nuevo a sus hermanos y espero bebiendo café a que llegase su padre.
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